He querido ser muchas cosas en la vida (no las diré todas porque os aburriríais) pero cuando empecé a estudiar fotografía decidí (por un momento) que sería reportero de guerra. Eso sería.
Me veía capaz de todo, con 17 suele pasar.
Compré el libro de Don McCullin porque vimos su trabajo en clase. Es uno de los pocos libros de fotógrafos que tengo y que he leído entero (aunque no recuerdo qué entendí de todo aquello).




Me pareció tan valioso ese tipo de trabajo, tan valiente, tan admirable… En menos de un mes preferí la fotografía de moda.
No hubiera sido capaz de soportar ni un segundo en un sitio así y menos hacer fotos… lo comprobé cuando vino la riada a Valencia (que es lo más parecido a una guerra que he visto).
Estando en Edimburgo, tuve la suerte de coincidir con la exposición de la fundación Mapplethorpe en el Scottish National Portrait Gallery, maravillosa expo por cierto. Por suerte para mí había muchos otros retratos y otros muchos artistas.









Allí pude ver algunas fotografías de Don al natural, nunca había visto fotos suyas, así, de cerca.



Me afectó tanto y me impactó tanto verlas así, de verdad, que me acordé de mis intenciones adolescentes y se me revolvió la tripa.
Siempre será uno de mis fotógrafos preferidos pero ver sus fotos en una expo me sobrepasa.
Igual era una señal, pero no la pillé ✨.
24 horas después en mi tierra se ahogaban.